Amanece en nuestro último día en la ciudad, y tras haber disfrutado de dos días consecutivos de sol nos disponemos a realizar nuestras últimas visitas. Después de una semana en Trier, y ya impresionados por la magnificencia de los restos arqueológicos, todavía quedan vestigios capaces de sorprendernos hasta el último momento.
Comienza la mañana, y en la Porta Nigra nos esperan nuestros anfitriones, Sabine Panzram y Markus Trunk, con quienes iremos dando un agradable paseo hasta la iglesia de San Maximin, donde nos espera una vez más Winfried Weber con una grata sorpresa. En este caso no será la cata de los afamados vinos del Mosela, tan esperada por más de uno, sino un maravilloso viaje guiado al mundo funerario. Son muchos los sepulcros que tenemos la posibilidad de contemplar, y que nos transmiten la importancia de la ciudad a lo largo de los primeros siglos de nuestra Era. Pero lo más nos impresiona no es la gran cantidad de sepulcros, aglutinados en un espacio tan pequeño, sino la trascendencia que debió adquirir este lugar a partir del traslado de los restos del mártir San Maximin.
A las dos de la tarde y, aunque para los españoles sea aún hora de comer, nos espera otra vez Klaus-Peter Goethert, en las Termas de Bárbara. Su gran experiencia en arqueología y la capacidad descriptiva de sus explicaciones nos permiten visualizar la monumentalidad de este gran conjunto incluso en los puntos en que se conserva en peor estado. Una vez visitadas la Termas Imperiales, hemos podido establecer un criterio comparativo entre un caso de termas cuyo proyecto nunca llegó a finalizarse tras el traslado de la capitalidad a Constantinopla, y estas que sí estuvieron en funcionamiento durante el siglo II d.C.
Transcurrida la primera visita de la tarde, nos disponemos a acudir a nuestra última cita histórica de la semana. Klaus-Peter Goethert nos acompaña al famoso puente romano para enseñarnos la grandiosidad de sus tajamares, que conservan su talla original datada en el s II d.C. Al finalizar el viernes nos hacemos una idea del proceso de crecimiento, tanto urbanístico como demográfico de este núcleo urbano. Los distintos vestigios que hemos observado a lo largo de toda la semana de mano de nuestros anfitriones, nos han hecho comprender la gran relevancia arqueológica que todavía hoy tiene Trier.
Por último, las puertas de las mejores bodegas de Trier se abren a nuestro decidido paso, como no podía ser de otra manera, la gastronomía siempre resulta uno de los puntos fuertes en toda visita que se precie, y en este caso, tenemos que destacar que nos sorprendió gratamente comprobar que en esta región disfrutan no sólo de excelentes vinos, sino de unos pescados que complementaron a la perfección la semana cultural que hemos pasado en buena compañía. Por nuestra parte sólo podemos decir, „Auf Wiedersehen und bis bald!“ ¡Volveremos!
Text und Bilder: Israel Jacobo Alcón García, Laura Blanco Torrejón, Daniela F. de Freitas Ferreira, Alejandro Floristán García, Jorge Gomez Estebán, Diana Morales Manzanares, Enrique Paredes Martín, Óscar Luis Ramos Lugo, Sara Rojo Muñoz